Alejar a la India de su relación estratégica e histórica con Rusia es el principal objetivo de los Estados Unidos (EE.UU.) y sus aliados. India está entre la espada y la pared debido a que no ha tomado partido en la pugna entre Oriente y Occidente por la guerra en Ucrania. Nueva Delhi está interesada en mantener relaciones tanto con Rusia, por sus lazos comerciales y militares desde la Guerra Fría, como con Estados Unidos, por su apoyo para contrarrestar a China dentro del foro Quad, que incluye también a Australia y Japón.
La neutralidad de India, por haberse abstenido en la votación de las Naciones Unidas para condenar la invasión de Rusia y para suspender a Moscú del Consejo de Derechos Humanos, provocó que el presidente estadounidense, Joe Biden, tuviera una reunión virtual con el primer ministro indio, Narendra Modi, con la finalidad de presionarlo para que adoptara una postura más firme en el conflicto. Además, la Casa Blanca instó a Modi a que su país deje de depender del armamento y petróleo ruso, luego de que la estatal Indian Oil Corporation importó tres millones de barriles de crudo de Rusia con descuento. Sin embargo, Washington falló en su intento de conseguir que Nueva Delhi se sume a las sanciones económicas contra Rusia, aunque coincidieran en fortalecer la Asociación Estratégica Global entre sus países.

India ha estrechado sus relaciones con Estados Unidos durante la pandemia debido a que ambas naciones se comprometieron, junto con Australia y Japón, a entregar hasta mil millones de dosis de vacunas a los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y de la zona del Indo-Pacífico. Pero, por otra parte, India ha servido para que Rusia eluda las medidas restrictivas que Occidente le ha impuesto a su economía, pese a las amenazas de Washington, debido a que entre el 60% y el 70% del arsenal militar y entre el 1% y el 2% de la energía provienen de Moscú, segundo productor mundial de crudo. Nueva Delhi anunció que no dejará de comprar oro negro a Rusia ya lo requiere para su seguridad energética.
India, la democracia más grande, es el tercer mayor importador de petróleo del mundo y recibe más del 85% de sus necesidades de crudo principalmente de Irak (23 %), Arabia Saudí (18 %), Emiratos Árabes Unidos (11 %) y Estados Unidos (7,3 %).
Con respecto de la comercialización de petróleo entre ambas naciones cabe señalar que Moscú obtiene la mayor parte de su crudo del Golfo Pérsico y que las empresas energéticas indias han invertido dieciséis mil millones de dólares en yacimientos petrolíferos siberianos. De hecho, Modi y Putin supervisaron en 2016 un acuerdo de trece mil millones de dólares entre Rosneft, una empresa petrolera rusa, y una refinería en Gujarat, India, que representó la mayor inyección de inversión extranjera en la historia de India y el mayor acuerdo de salida de Rusia. Por otra parte, desde 2018, la empresa estatal Gas Authority of India Limited tiene un contrato a 20 años con Gazprom de Rusia para alcanzar 2,5 millones de toneladas anuales de gas natural licuado. Además de que las refinerías indias han hecho pedidos de al menos cuarenta millones de barriles de petróleo ruso y se han hecho con al menos trece millones de barriles de crudo de la misma procedencia desde que comenzó la invasión rusa en Ucrania, el 24 de febrero.

A lo anterior hay que agregar que Nueva Delhi importó de Moscú 1,8 millones de toneladas de carbón para uso térmico en 2021 y recibe el 0,2% de las exportaciones rusas de gas natural.
EE.UU. respeta al gigante asiático, porque lo ve como un socio esencial para enfrentar a China por eso es que la Casa Blanca no le exigió nada en particular a Modi con respecto a sus importaciones de crudo ruso ya que no considera que a India le interese acelerar o aumentar las importaciones de energía rusa.
Rusia aprovecha esta condescendencia de Washington hacia Nueva Delhi para impulsar el comercio entre ambos países, cuyo intercambio comercial ascendió a doce mil millones de dólares enero y noviembre de 2021, bajo un sistema de pagos con rupias y rublos que permitiría a las empresas indias y rusas hacer negocios evitando usar dólares y el sistema SWIFT con la finalidad alcanzar treinta mil millones de dólares en comercio bilateral para 2025 como acordaron sus gobiernos.

La Casa Blanca animó a India a diversificar su cartera de proveedores energéticos y militares para reducir su dependencia petrolera, pero esto llevará tiempo y de momento parece que India no está en labor de hacerlo ya que Rusia es un proveedor de confianza, el armamento ruso sirve para la defensa territorial del gigante asiático en las fronteras con sus rivales regionales, Pakistán y China. En relación a lo anterior, el año pasado, Modi y Putin firmaron un acuerdo para ampliar su cooperación en tecnología durante la próxima década e India compró el sistema ruso de defensa antiaérea S-400.
La imparcialidad de India en la invasión en Ucrania, (aunque ha hecho llamamientos a un alto al fuego y al diálogo, ha ofrecido ayuda humanitaria al pueblo ucraniano, condenó las muertes descubiertas en Bucha y pidió una investigación abierta), fue agradecida por Rusia en la reunión que tuvieron el canciller ruso, Serguéi Lavrov, con el ministro de Exteriores del país asiático, Subrahmanyam Jaishankar, en Nueva Delhi. Lavrov calificó su asociación con India como prioridad clave en la política exterior de su país, señaló que encontrarán una manera de evadir los obstáculos por parte de Occidente y dijo que estarán listos para suministrar a India todo lo que quiera comprarles.
El gigante del sur de Asia cuida la relación con su “gran amigo” Rusia para evitar que se acerque más a China, país con el que Moscú tiene un pacto “sin límites”, sobre todo a raíz de los enfrentamientos militares chinos e indios en la frontera de Tíbet y de la región india de Ladakh en 20220. Hasta ahora India lo ha logrado, ya que el canciller ruso descartó una alianza militar entre el Kremlin y Pekín y confirmó el compromiso de su gobierno en mantener la cooperación militar con Nueva Delhi.

Ante este escenario, Australia, Japón, la Unión Europea y Reino Unido se sumaron a EE.UU. en su intención de apartar a India de su alianza con Rusia e intensificar la cooperación en la región Indo-Pacífico.
Canberra firmó un acuerdo con Nueva Delhi para incrementar el comercio bilateral a los cincuenta mil millones de dólares los próximos cinco años y potenciar el desarrollo en áreas como el textil, farmacéutico, hostelería, gemas y joyería e informático.
El ministro japonés, Fumio Kishida, instó a Modi a adoptar una línea más dura y tomar medidas sobre la invasión rusa de Ucrania, pero obtuvo los mismos resultados que Estados Unidos.

El primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitaron al primer ministro indio en Nueva Delhi. Johnson consiguió asociación “nueva y ampliada” en defensa y seguridad con Modi, después de que la ministra de Relaciones Exteriores británica, Liz Truss, volviera a Londres con las manos vacías de India por presionar al gobierno indio para hacer más contra Rusia.
Ursula von der Leyen hizo lo mismo que Japón y Estados Unidos, pedirle a India apoyo en sus esfuerzos contra la invasión rusa de Ucrania. La persuasión de von der Leyen no logró convencer a Modi para que cambie de rumbo, pero consiguió, según ella, que Nueva Delhi y la Unión Europea colaboren más estrechamente contra el cambio climático.
Estados Unidos y sus aliados tendrán que seguir cortejando a India para que puedan contrarrestar el creciente poderío económico y militar de China, eso incluye respetar su asociación con Rusia. Para ganarse a la democracia más grande, Washington tendrá que restarle importancia a la indecisión de la India por no asumir un bando, ya que Nueva Delhi guarda resentimiento a Estados Unidos, porque consideró que la Casa Blanca ignoró las amenazas a las que estaría expuesta la seguridad de India tras el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán, y presionar excesivamente a Modi puede perjudicar las ambiciones de Occidente.

India sale fortalecida de la crisis, tendrá a Occidente y a Moscú de su lado. Modi podrá proteger sus intereses nacionales para que la tercera economía de Asia y la quinta a nivel mundial asuma protagonismo en el escenario internacional.
Joe Biden tendrá una nueva oportunidad de convencer a Narendra Modi de que se distancie del presidente ruso, Vladímir Puti, el próximo 24 de mayo en Tokio en la cumbre del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), la cual seguramente servirá para, como dijo el presidente estadounidense durante su videollamada con el primer ministro indio, continuar su estrecha consulta sobre cómo manejar los efectos desestabilizadores de la guerra rusa. Hasta entonces, Modi seguirá comprando petróleo a bajo coste.
