Detrás de este curioso acrónimo se erige una alianza entre tres naciones históricamente aliadas y amigas, con algo más que el idioma en común. El pasado mes de septiembre, Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AU+UK+US = AUKUS), a través de una comparecencia conjunta y por remoto entre sus máximos dirigentes, hicieron patente el nuevo acuerdo, que pretende reanimar la cooperación y ayuda entre los tres países. Según Boris Johnson, esta alianza entre aliados naturales servirá para dar seguridad, crear prosperidad y generar empleo en cada uno de los países. No obstante, esta alianza en materia de defensa y seguridad ha levantado ampollas tanto en aliados como en contrincantes y/o potenciales enemigos.

¿en qué consiste el acuerdo?
AUKUS es un acuerdo a tres bandas en materia de defensa y tecnología. La principal operación es la fabricación de submarinos nucleares, de tecnología estadounidense, para la armada australiana, lo que supone una transferencia de alta tecnología militar naval. Aparte de esta operación, AUKUS recoge la cooperación de los tres países en materia de seguridad y desarrollo de nuevas tecnologías.
Con estos submarinos, Australia entrará en el grupo de 7 países que cuentan con esta tecnología naval: Estados Unidos, China, Francia, India, Rusia y Reino Unido.
Hay que señalar que los submarinos en cuestión son de propulsión nuclear. Es decir, su energía y potencia se producen a través de reactores nucleares, lo que no quiere decir que vayan equipados con armamento nuclear. En cualquier caso, sí cuentan con capacidad para almacenar y disparar este tipo de armamento. Lo que, a priori, no encaja con la promesa por parte de Canberra de seguir con su plan de no proliferación nuclear.
¿Y qué papel juega Reino Unido? Pues como casi siempre, detrás se esconden intereses comerciales y económicos, y en este caso no iba a ser distinto. Reino Unido a través de empresas como Rolls Royce se asegura la fabricación de componentes que incorporan los submarinos nucleares. Además, según las palabras del primer ministro Johnson, la experiencia tecnológica de Gran Bretaña puede servir de ayuda a Australia, de lo que se espera una significativa contribución británica en dicho campo. Por otro lado, Reino Unido se posiciona como el vínculo de esta alianza con Europa, lo que resulta ciertamente curioso tras el Brexit y la “traición” que ha supuesto este acuerdo para Francia que explicaremos unas líneas más abajo.
¿A QUÉ RESPONDE AUKUS?
El objetivo de AUKUS, atendiendo a lo comunicado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los primeros ministros de Australia y Reino Unido, Scott Morrison y Boris Johnson respectivamente, es el de defender los intereses compartidos en la región del Indo Pacífico. Lo que se puede entender como una coordinación e integración de las políticas regionales de estas tres potencias.
Cabe preguntarse si semejante acuerdo en materia de defensa es simplemente un nuevo episodio de amistad entre los países anglosajones. O si responde a una situación adversa o de creciente preocupación… pero ¿cuál?
Como sucede en prácticamente todos los asuntos globales recientes, China tiene mucho que ver en todo esto. Pues bien, AUKUS es una respuesta a la creciente actividad e influencia de China en la región del Índico Pacífico. Esta región ha ido ganando relevancia en el contexto global desde que en 2007 Sinzo Abe lanzara el concepto de Indo Pacífico. Primero fueron Australia, Estados Unidos e India quienes introdujeron este término en su planificación estratégica de seguridad y acción exterior (Australia en 2012, EE. UU. en 2013, e India en 2015). Y años más tarde, países como Francia en 2018, o Países Bajos y Alemania en 2020 definieron sus estrategias en la región.

Todas estas naciones y sus respectivas estrategias tienen en cuenta que esta región alberga a los dos países más poblados del mundo (China e India) y representa aproximadamente la mitad de la producción económica mundial, con gigantes como China y Japón, que son la segunda y tercera economías mundiales. Y con países en continuo crecimiento como India y Corea del Sur. Atendiendo a estos datos, el Indo-Pacífico cobra importancia año tras año. Todo parece indicar que el futuro pasa por allí, lo que dota a esta región de una relevancia internacional a tener en cuenta.
¿Y qué ha hecho China recientemente en la zona que ha propiciado esta alianza entre las naciones anglosajonas?
Pekín lleva años en permanente disputa con sus países vecinos a cuenta de las aguas del mar de China meridional. China reclama como suyas las islas que se encuentran en dicha zona, incluso ha levantado islas artificiales donde han ubicado pistas de aterrizaje y otras infraestructuras militares, lo que ha despertado el malestar entre los países de esta región. Si además se conoce que aproximadamente el 30% del comercio mundial pasa por dichas aguas, cualquier mala decisión o leve disputa puede desatar un polvorín global. Este último motivo ha llevado a Washington a pronunciarse sobre la necesidad de asegurar una estabilidad en la región que permita el correcto funcionamiento de las rutas comerciales.

En definitiva, la actitud de China en este asunto y las tensiones geopolíticas derivadas de este tema tienen muy preocupados a Washington y Londres, entre otros, de ahí que AUKUS actúe como medida de equilibrio ante las circunstancias actuales.
Por su parte, Australia lleva años de tiranteces con Pekín, que han producido un visible deterioro en sus relaciones. En 2018 Australia acusó a China de espionaje y de inmiscuirse en sus asuntos internos. Canberra se negó a usar productos tecnológicos de la marca Huawei y prohibió su comercialización en el país alegando motivos de seguridad nacional, para, a continuación, aprobar una ley contra el espionaje y la interferencia de foráneos.

La pandemia de Covid-19 también repercutió en las relaciones entre ambos países. Australia quiso abrir una investigación sobre el origen de la pandemia en China, lo que no sentó bien en Pekín, que respondió con medidas arancelarias. Las acusaciones cruzadas entre ambos países, a través de la publicación de informes e imágenes sensibles de la participación de estos países en la guerra de Afganistán, apuntaló más aún el deterioro de las relaciones bilaterales y las subidas de aranceles se sucedieron. China estableció aranceles a la carne, al vino y la cebada y prohibió la compra de madera o carbón de procedencia australiana. En resumen, toda una guerra política y comercial entre estas dos potencias, a la que AUKUS ha añadido más leña al fuego.
Volviendo a AUKUS. Desde la Casa Blanca se ve este acuerdo como una forma de contrarrestar la influencia China en a la región y dotar a EE. UU., a través de sus aliados, de capacidad de respuesta a las posibles actuaciones militares chinas. Pues son muchos los asuntos delicados localizados en esa región que pueden desencadenar un conflicto armado.
Otras fuentes señalan que, tras la mala imagen y el malestar ocasionado a sus socios y aliados por la salida de Afganistán de forma unilateral y la falta de comunicación al respecto, esta alianza quiere mostrar que cuentan con sus aliados para los asuntos internacionales relevantes.
¿Quién se ha visto afectado?
En primer lugar y tras haber analizado sus acciones en la región, el principal afectado es China, que se ha visto amenazada ante esta alianza. En palabras de un portavoz de exteriores del gobierno de Pekín, “este pacto amenaza con dañar gravemente la paz regional…e intensificar la carrera armamentística”. Como hemos señalado anteriormente, China aumenta su presencia militar en toda la región y la búsqueda de cierto equilibrio por parte de otras potencias, llevan a estas a formar coaliciones ante el poder del gigante asiático. Toda una irresponsabilidad en palabras del gobierno chino.
El segundo gran afectado es Francia. París cerró en 2016 un acuerdo de más de 36.000 millones de dólares americanos con Australia para la fabricación de 12 submarinos convencionales (de propulsión diésel) que fue celebrado como el acuerdo del siglo para la industria armamentística francesa, y ahora ve como Australia cancela el encargo.
En Francia están muy dolidos, pues sin consulta previa y después de trasladar parte de la fabricación de los submarinos al país insular, Canberra se sale del acuerdo. En este contexto, Francia llamó a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y Australia, lo que hizo esperar alguna reacción importante desde El Elíseo. Pero, tras el arrebato inicial y las respectivas consideraciones, volvió a desplegar a su personal diplomático en dichos países sin mayores consecuencias. Una “puñalada trapera a la confianza depositada en Australia” según las palabras del canciller francés Jean-Yves Le Drian.
Un día después del anuncio de AUKUS (16 de septiembre), la Unión Europea lanzaba su Estrategia para la Cooperación en el Indo-Pacífico, pasando desapercibida en los medios. La UE aprovechó para pronunciarse sobre el acuerdo trilateral, mostrándose sorprendida y disgustada por no haber recibido noticia previa alguna al anuncio oficial y por verse fuera de una acción estratégica relevante en la región del Indo-Pacífico. Una vez más, la Unión Europea pasando sin pena ni gloria por otro asunto relevante para el devenir del tablero geopolítico mundial.

Un cuarto afectado es Nueva Zelanda. El vecino de Australia se declaró desde la década de 1980 un país libre de armas nucleares, lo que incluye la prohibición de navegar por sus aguas nacionales a submarinos equipados con esta tecnología. No obstante, Nueva Zelanda sí que se ha mostrado abierta a cooperar con AUKUS en materia de computación cuántica e inteligencia artificial entre otras tecnologías punteras. No cabe duda de que Nueva Zelanda se muestra receptiva a colaborar con estos países, más aún si se trata de asegurar un equilibrio en la región y aumentar la seguridad ante China.
Por último, mencionar brevemente el “QUAD”. Estas siglas, que provienen de “Quadrilateral Security Dialogue”, representan la asociación estratégica de Australia, Estados Unidos, Japón e India, con el foco puesto en la región del Indo-Pacífico. La repercusión de AUKUS en esta asociación no está clara, pero se cree que responde a las pretensiones de Reino Unido por aumentar su presencia en la región, ahora que se encuentra fuera de la UE, y en línea con su estrategia “Gran Bretaña Global”.
En definitiva, un acuerdo del que se saca una cosa en claro: las potencias se están armando para posibles conflictos en la región. En un principio, y atendiendo a la importancia comercial y económica de la zona, la estabilidad beneficia a todos, pero cabe esperar futuras acciones chinas atendiendo a sus pretensiones conquistadoras (como es el caso de Taiwán). En tal caso, veremos si el proceso de rearme de potencias como Australia mediante este tipo de acuerdos actúa como disuasión sobre las intenciones de Pekín, o, por el contrario, sólo queda esperar a que la cuerda del Indo-Pacífico, cada vez más tensa, se rompa.
