A pesar de que se hayan llevado a cabo de forma indirecta y que todavía no haya habido un acuerdo, Estados Unidos e Irán han iniciado el primer acercamiento para retomar el acuerdo nuclear. Mismo que fue suscrito en 2015 durante la administración del presidente Barack Obama, en la que Washington evitaba que Teherán alcanzase el status de potencia nuclear.
En el año 2010, Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas sospechaban que Irán utilizaba su programa nuclear para otros fines.
Concretamente, utilizaba el margen que se le había concedido para desarrollar armamento nuclear. En 2015, el país musulmán acordó con Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania limitar sus actividades nucleares. Junto con esto, prometió desconectar dos tercios de sus centrifugadoras, sacar del país el 98% de su uranio enriquecido en un plazo de 15 años y permitir el acceso de inspectores internacionales a sus instalaciones.
A cambio demandó que le levantaran las sanciones económicas internacionales. Con esto, Irán tuvo acceso a unos 100.000 millones de dólares que estaban congelados en el extranjero, lo cual le permitió exportar petróleo de nuevo.

En mayo del 2018, el expresidente Donald Trump retiró unilateralmente del pacto a la nación de las barras y las estrellas. De hecho, Trump calificó al mismo como “una gigante ficción, en el que un régimen asesino deseaba solo un programa nuclear pacífico y en el que [si no hacían nada] el mayor patrocinador del terrorismo iba a obtener la más peligrosa de las armas.” Estas declaraciones cumplían con su doctrina del “América Primero” y, en consecuencia, restableció de forma inmediata las sanciones contra la República Islámica.
El antiguo mandatario estadounidense quería un nuevo acuerdo que frenara el programa de misiles balísticos de Irán y su participación en conflictos regionales, motivo que causó la rotunda negación de Irán. Todo esto con la mira puesta en crear primer acercamiento para retomar el acuerdo nuclear después de años.
¿qué puede pasar dentro del primer acercamiento para retomar el acuerdo nuclear?
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que su país volvería a unirse al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Siempre y cuando, el presidente del gobierno iraní, Hassan Rouhani, volviera a cumplir con las restricciones del pacto sobre el desarrollo nuclear.
La Administración de Biden ha bajado sus expectativas y ha cambiado el tono triunfalista del gobierno anterior. El portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó en rueda de prensa que será un proceso largo y que tendrá partes difíciles. También defendió que la vía diplomática es el mejor camino para llegar a un acuerdo y, de este modo, evitar que la República Islámica se haga con capacidad armamentística nuclear.
Los E3 (Francia, Reino Unido y Alemania) y Estados Unidos han afirmado su objetivo de que Irán vuelva al respeto pleno de sus compromisos en relación al acuerdo. Aunque el régimen de los ayatolás mantiene las críticas a las medidas correctivas. Alegan que son una respuesta a las violaciones de EEUU/E3 y que el país solo cumpliría plenamente con el acuerdo una vez que se hayan levantado las sanciones estadounidenses.
¿los problemas?
Hassan Rouhani había amenazado a Joe Biden con bloquear las inspecciones internacionales de sus instalaciones si EE.UU. no levantaba las sanciones. Rouhani, sostuvo que su programa nuclear es pacífico. Por esta razón, reanudó actividades nucleares prohibidas por sus términos. Como el miedo no anda en burro, Washington y sus aliados europeos le advirtieron que se abstuviera de bloquear las inspecciones. Avisaron que esa medida es “peligrosa” y recordaron que Irán nunca podrá desarrollar un arma nuclear.
El meollo del conflicto –como dijo el portavoz estadounidense, Ned Prince– está en que, de momento, Washington descarta aceptar las “demandas maximalistas”. Éstas exigirían a EE.UU. llevar la iniciativa en todos los movimientos para con Irán y así, crear un ambiente de confianza para que este último empiece a tomar medidas.

Obligados a entenderse, las mesas de negociación han iniciado ya. La administración americana sostiene que levantará las sanciones cuando Teherán reanude el cumplimiento del acuerdo, mientras que Irán exige que cesen ya. La diplomacia multilateral del “América está de vuelta” se pone a prueba.
El responsable de ello, por lo menos en este primer acercamiento, fue Rob Malley. Fue elegido por la administración Biden como encargado de las conversaciones con Irán. Por un lado, se reunió por separado con los dos grupos de trabajo, uno encargado de diseñar la hoja de ruta para revertir las sanciones de Estados Unidos. Por otro, buscó que Teherán se ajustara de nuevo a los términos del acuerdo.
En la esquina contraria estuvo su homólogo iraní, Abbas Araghchi. Él mismo recordó que “levantar las sanciones estadounidenses es la primera y más necesaria acción para revivir el acuerdo”. Además, puntualizó que “Irán está plenamente preparado para revertir sus actividades y regresar a una implementación completa del acuerdo inmediatamente después que sea verificado que las sanciones son levantadas.”

El E3+2 (Rusia y China) está ansioso de que EE.UU. regrese al acuerdo. Esto se debe a que la intención es clara: resucitar el pacto de control atómico. Aunque Irán vea con escepticismo esta actitud ya que como dijo el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, “que la agenda de la comisión conjunta produzca resultado o no depende de que los europeos y los 4+1 recuerden a Estados Unidos sus obligaciones y de que los estadounidenses actúen de acuerdo con sus compromisos.” El tira y afloja del problema está en ver cuál de las dos naciones cede a las pretensiones de la otra. La formulación original es que Estados Unidos levantará las sanciones nucleares, entre las que se encuentra la prohibición a cualquier país comprar el petróleo de Irán, a cambio de límites permanente y verificables en el programa nuclear.
En territorio neutro –Viena– fue donde se firmó el acuerdo en 2015 y se llevó a cabo la reunión de la Comisión Conjunta del JCPOA. Los representantes del E3+2 fungieron como intermediarios de este encuentro. El objetivo fue revisar los pasos nucleares que Irán debe adoptar para volver a cumplir con el pacto y las medidas de alivio que debe tomar Estados Unidos. Las posibilidades de un avance son dudosas. La razón está en que Irán argumenta que como EE.UU. violó el acuerdo primero. Defienden que los norteamericanos deben de dar el primer paso levantando todas las sanciones. Y en caso de que eso no ocurra, Teherán rechazará cualquier acuerdo. Pero para que suceda esto, la última palabra la tendrá la persona más importante dentro del régimen iraní: el ayatolá Alí Jamenei.
¿qué deparará el futuro?
Por ahora el mundo puede dormir tranquilo. Sobre todo el Organismo Internacional de Energía Atómica que expresó su inquietud respecto a que Teherán excedió los límites acordados de producción de uranio metálico para proveer su reactor de investigación. Todo esto pone de manifiesto que, con Joe Biden, la diplomacia y la cooperación multilateral a través de la vía pacífica ha regresado. Lo que puede provocar que el viento se lleve el autoritarismo que vivieron las relaciones internacionales durante los últimos cuatro años.
El primer acercamiento se ha efectuado. Esto servirá para que ambas naciones conozcan lo que la otra está dispuesta a ofrecer para que volver al acuerdo. Pero el proceso será largo (aunque el deseo es que se resuelva antes de las elecciones iraníes del próximo mes de junio) complejo y difícil. Habrá contactos constantes y por separado con todas las partes. La clave de todo ello será restablecer la confianza perdida, lo cual en dos enemigos que han estado enfrentados por 40 años resulta complicado.
El tiempo corre en contra de Joe Biden ya que, quizás, está ante su última oportunidad para lograr un consenso con Irán y evitar que tenga un acercamiento con China. Esta última, con intereses en territorio iraní con su Nueva Ruta de la Seda. En cualquier caso, la República Islámica necesita una pronta recuperación económica y ambas potencias mundiales lo saben, pues son conscientes de su peso geopolítico en la disputa por ser la potencia hegemónica.