Pese a estar en el ojo del huracán por la investigación que está realizando una comisión del Congreso por el asalto al Capitolio y mientras el presidente de los Estados Unidos (EE.UU.), Joe Biden, permanece aislado en la Casa Blanca luego de haberse contagiado de COVID, el expresidente Donald Trump volvió a Washington por primera vez desde que dejó la presidencia para apuntar contra Biden y anunciar sus aspiraciones políticas de cara a las elecciones presidenciales del 2024.
El magnate, acusado de haber decidido no actuar para detener la turba que atacó la sede democrática el 6 de enero de 2021, señaló que “EE.UU. ha sido puesto de rodillas” en el foro America First Agenda Summit (Cumbre de la Agenda América Primero), organizado por el think thank America First Policy Institute (AFPI).

Trump, que acumula pruebas incriminatorias y condenas como la de “suprema violación de su juramento constitucional” por lo ocurrido en la entrega del poder, insinuó durante su discurso que podría volver a presentarse en 2024 para revertir la actual situación bajo un nuevo mandato republicano.
El expresidente señaló que en noviembre, el país norteamericano votará en las elecciones intermedias para “detener la destrucción de nuestro país y rescatar el futuro de EE.UU.” debido a que según él, la inflación, que se sitúa en niveles históricos, el precio de la gasolina y la inseguridad provocan que en estos momentos no haya ni seguridad ni libertad.
Además, Trump exageró los logros de su gobierno al aseverar que “hace dos años tenían una economía floreciente como nunca se había visto antes, la frontera más fuerte y segura en la historia, independencia energética y precios de la gasolina históricamente bajos”.

Por otro lado, a Donald Trump le ha salido un competidor directo rumbo al 2024: el exvicepresidente, Mike Pence, quien también se perfila como contendiente para ser el candidato del Partido Republicano.
Trump y Pence tuvieron un nuevo duelo durante este mismo evento, ya que el exvicepresidente pidió a los conservadores que se centren en “el futuro para recuperar América” en vez de enfocarse en el pasado, haciendo una clara alusión a Trump, quien, como otros republicanos, todavía cree que los demócratas le robaron la elección de 2020.
Cabe señalar que la ruptura entre los socios de la administración anterior ocurrió precisamente el 6 de enero de 2021, cuando Pence confirmó los votos que le dieron la presidencia a Biden, desoyendo la orden de su exjefe. Trump presionó a Pence para que usara su poder y no certificara el triunfo de Joe Biden. Ante su desacato, el expresidente arremetió contra Mike Pence en Twitter señalándole en plena insurrección y estando de acuerdo con los gritos que pedían que lo “colgaran”.
Desde aquel momento varios han sido los enfrentamientos entre Trump y Pence. Así mismo, Mike Pence ha aprovechado sus participaciones para mostrar distancia en relación a Donald Trump. En marzo, dijo que no había lugar en el Partido Republicano para “apologistas” de Vladimir Putin, luego de que Trump elogió la estrategia del presidente ruso antes de invadir Ucrania. O cuando contradijo al ex mandatario al señalar que está equivocado si piensa que pudo haber anulado la elección, como afirmó Trump en enero.

Actualmente, Trump y Pence rivalizan por la primaria republicana por la gobernación de Arizona en la que el expresidente apoya a Kari Lake y el exvicepresidente respalda a Taylor Robson. Algo similar ocurrió en Georgia, donde el antiguo brazo derecho de Trump apoyó al gobernador Brian Kemp, mientras que el magnate dio su beneplácito a David Perdue. En este episodio, Pence venció a su exjefe.
Sin embargo, Mike Pence parte en desventaja en la carrera por ser el candidato republicano. Las encuestas señalan a Trump como principal opción de los votantes del partido.
El otro rival de Donald Trump será probablemente, si el Partido Demócrata lo aprueba, el actual presidente, Joe Biden, quien, pese a sus bajos índices de popularidad, también tiene pensado presentarse en el 2024, aunque por ahora tenga como principal preocupación mantener el control de la Cámara y el Senado en las elecciones legislativas de este año.
Biden, quien enfrenta fuertes críticas por la inflación y el aumento de la violencia, criticó recientemente a su predecesor por su actitud durante el asalto al Capitolio o el “infierno medieval”, como calificó el acontecimiento, y apuntó a que “le faltó coraje” a Trump para actuar contra los manifestantes.

El actual mandatario, de 79 años, tendría 86 años al final de su segundo mandato si es reelegido. La edad y el poco éxito de sus iniciativas juegan en contra del presidente más longevo de la historia estadounidense.
Aunque Trump tenga a estos dos contrincantes, su mayor rival son las audiencias del comité del Congreso que podrían servir para que el Departamento de Justicia, que está llevando su propia investigación, y el actual fiscal general, Merrick Garland, presenten cargos en su contra por tratar de detener la certificación del resultado de las elecciones, conspirar para derrocar o hacer la guerra contra el Gobierno de EE.UU. y obstruir una función legal del gobierno utilizando el engaño, pero, de momento, las pruebas aún no son lo suficientemente significativas para considerarlo culpable en un juicio.
Los posibles cargos tienen evidencia en un video del 7 de enero del 2021, en que el expresidente se niega a admitir el fin de las elecciones y demuestra que Trump y sus colaboradores sabían que los comicios no fueron un fraude, que intentó intervenir en los resultados, que instigó a los disturbios tras un tweet en el que convocó a sus partidarios para una “gran protesta” que sería “salvaje”, y que sabía que muchos de los protestantes estaban armados. Además, muestra a Trump viendo los sucesos a través de la cadena Fox News y rechazando las peticiones de su familia y asesores de hacer algo al respecto.

Por ahora, Donald Trump puede tomar un respiro, puesto que el comité especial del Congreso reanudará audiencias hasta septiembre. Por otro lado, Trump sabe que si Garland se convierte en su verdugo al imputarlo, podría ser señalado por incurrir en conflicto de intereses al ir por un contrincante de su jefe, Joe Biden, lo cual exacerbaría aún más el ambiente político del país.
Lo único claro hasta ahora, es que “la persona más perseguida de la historia de EE.UU.”, como Trump se definió, ha vuelto al escenario político con la finalidad, en principio, de consolidar el triunfo del Partido Republicano en las elecciones intermedias.
En caso de que salga bien librado de las audiencias, como le ocurrió con el impeachment, más un resultado positivo para el grupo conservador en las elecciones intermedias, Donald Trump se vería fortalecido para intentar dar su definitivo golpe sobre la mesa, su retorno a la Casa Blanca.

Con el regreso de Trump, las investigaciones del Congreso, las críticas a Biden y el ambiente social y político; la mesa está servida para que los tiempos duros que atraviesa el país de las barras y las estrellas detonen. Estados Unidos corre el peligro de una nueva guerra civil.
El segundo semestre del año, en específico, septiembre y noviembre, serán meses cruciales para el futuro de la nación norteamericana. Aunque nunca se fue, la sombra del autoritarismo de Trump ha vuelto a Washington, ¿cobrará fuerza?
