De cara a las próximas elecciones presidenciales de 2022, el presidente francés y precandidato a la reelección Emmanuel Macron anunció la inversión de treinta mil millones de euros en los próximos cinco años con el objetivo de reindustrializar Francia.
Sabedor de la debilidad del modelo francés -como él lo describió- y de su baja popularidad -con el 39% de aprobación-, Macron arranca su campaña electoral (de forma no oficial) bajo el plan bautizado como Francia 2030 con el cual buscará, además de asegurar su puesto hasta 2027, enfrentar el déficit de crecimiento francés.
La nación francesa está atrasada con respecto a sus vecinos europeos por el hecho de que se han tomado decisiones 15 o 20 años después que el resto de países y, sobre todo, por el impacto económico que ha tenido la crisis propiciada por el coronavirus. Como declaró el presidente galo, con este designio tratará de revertir la difícil situación que enfrenta el país.

El proyecto contempla la inversión en tres tipos de sectores: el digital, el robótico y el energético. El gobierno dispondrá de mil millones de euros para apoyar la energía nuclear, producirá dos millones de vehículos eléctricos e híbridos, invertirá dos mil millones de euros en plantas robóticas y, además, se prevé que el país se convierta en líder del hidrógeno verde en menos de diez años y se acelerará la descarbonización de la industria.
Francia 2030 es el inicio de una estrategia económica, ya que con ello Emmanuel Macron enfrentará desafíos como el cambio climático, el crecimiento demográfico, la migración y la desigualdad; y un movimiento político-electoral, porque supone un intento por consolidar su candidatura para preservar su puesto en el Palacio del Elíseo.
Sin embargo, el huevo que le aventaron al presidente en Lyon durante su vista a una exposición gastronómica es el fiel reflejo del descontento de los franceses por su gobierno, señalada por el manejo de la migración, de la seguridad y de la pandemia, aunado a la fría relación que Paris mantiene con Washington.

El mandatario, con este plan, trata de recuperar al electorado con la ilusión de que Francia volverá a ser una gran nación en cuanto a innovación, producción y, por su puesto, conseguirá la tan ansiada independencia productiva.
La oposición ya ha lanzado críticas a esta iniciativa que tiene el fin de recuperar el “papel clave de Francia en el mundo” debido al contexto en el que ha sido anunciada y al trasfondo que tiene, puesto que ven en ella la intención de Emmanuel Macron de persuadir al electorado para que pueda darle continuidad a su mandato.
Pese a que las encuestas favorecen al actual mandatario para ganar los comicios de abril de 2022 con estimaciones de entre 24% y 27% de votos según el instituto Harris, la oposición representada por Marine Le Pen, dirigente del partido de extrema derecha Frente Nacional; Anne Hidalgo, alcaldesa de París; Xavier Bertrand, presidente del consejo regional de Hauts-de-France; Jean-Luc Melenchon, miembro del Partido Socialista; o Eric Zemmour, periodista y escritor ultraderechista, han ganado apoyo en las últimas semanas, en específico éste último.
Emmanuel Macron, aunque parte con ventaja y aún no oficializa su candidatura, ha puesto las cartas sobre la mesa a través de su proyecto Francia 2030 para dar el tan necesario impulso a su perfil y conseguir el objetivo político principal del momento: la reelección.