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El conflicto Rusia-Ucrania

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Desde que alrededor de cien mil soldados rusos fueron desplegados en las zonas limítrofes en el noreste, este y sur de Ucrania, una guerra psicológica se ha desatado por la posibilidad de que Rusia invada la nación ex soviética y de pie a un conflicto abierto con Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

La escalada de tensión se ha intensificado en las últimas semanas tras los movimientos militares de Rusia en el mar Báltico y en Bielorrusia, donde Moscú tiene el apoyo incondicional del dictador Alexander Lukashenko. Estos ejercicios significan tanto una  demostración de fuerza como un simulacro de maniobras ofensivas.

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Tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania. (Abril de 2021) | REUTERS

Pese a que el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, declaró que “Rusia no tiene planes de atacar Ucrania”, Occidente ya ha iniciado maniobras militares para reforzar la seguridad en la zona. Suecia desplegó a su milicia en la isla de Gotland, en el mar Báltico, mientras que Estados Unidos y Reino Unido han prometido ayuda militar a Ucrania. Washington mantiene a ocho mil quinientos soldados en alerta máxima para un posible despliegue en las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania). Además, las tropas de la OTAN de veintinueve países están en alerta.

Al respecto, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, consideró que Rusia utilizará la fuerza militar contra Ucrania antes de a mediados de febrero, aunque desconoce si el presidente ruso, Vladimir Putin, tomará la decisión de atacar al país vecino. Por este motivo el presidente estadounidense Joe Biden ordenó a funcionarios y a la población estadounidense que abandonaran Ucrania. La incertidumbre es compartida por el presidente de Francia Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz, quien se ha negado a ofrecer suministro de armas a Kiev.

Berlín ha sido acusada de falta de solidaridad con la antigua república soviética debido al suministro de gas que podría generar la aprobación del oleoducto que hay desde Rusia a Alemania, el Nord Stream 2, aunque el canciller alemán esté a favor de paralizar la puesta de marcha del gasoducto en caso de que Rusia invada Ucrania. Además, Scholtz declaró que “Alemania decidió hace años no enviar armas letales a zonas de conflicto”, lo cual  ha desatado varias críticas por dicho veto.

Tras la anexión de Crimea a Rusia en 2014, el gobierno del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció que solicitaría su ingreso en la Unión Europea en 2024 y su ambición de unirse a la OTAN. De ser incluida, Ucrania se sumaría a Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Estonia y Letonia como países excomunistas de Europa del Este que se integraron a la Alianza Atlántica.

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El presidente ucraniano Volodimir Zelenski visitando el frente de guerra | EUROPAPRESS

Rusia y Ucrania mantienen un origen común. Ambos pueblos nacieron en la Rus de Kiev, su relación se estrechó aún más con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hasta su colapso en diciembre de 1991. Debido a esos lazos y que el 17% de la población ucraniana se identifica con la etnia rusa, Moscú considera a Kiev como una sola nación.

Ucrania, ubicada entre el este y el oeste, es la puerta de entrada a Rusia, por ello, es vista por Estados Unidos y la Unión Europea como un potencial aliado estratégico y militar. Mientras que los rusos consideran el territorio ucraniano como un espacio vital para su seguridad.

Por ello, Rusia exige a Estados Unidos y a la OTAN la prohibición de que Ucrania ingrese a la OTAN, el fin de la actividad de la Alianza en Europa del Este, el compromiso de que ni Washington ni Moscú desplieguen misiles de corto o medio alcance fuera de sus territorios y el repliegue de tropas y armas de la OTAN en el este de Europa. Además, el regreso a las fronteras que la Alianza Atlántica tenía a finales de los 90 con el consecuente abandono de los Estados del Este europeo que hoy conforman la OTAN es una de las demandas más significativas que el Kremlin ha comunicado.

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(Izq) Jens Stoltenberg, Secretario general de la OTAN, y Volodímir Zelenski en rueda de prensa | EURONEWS

El miércoles 26 de enero, la OTAN y Estados Unidos rechazaron las exigencias rusas. Washington y Bruselas entregaron su respuesta por escrito ante las preocupaciones rusas, en la que se negaron a rechazar la admisión de Ucrania a la OTAN, ya que consideran que ello constituye una violación de la soberanía de ese país. A cambio, la OTAN propone: retomar relaciones con Rusia, reabriendo oficinas que ambas partes ya no tienen en Bruselas y Moscú y organizar encuentros sectoriales en el marco del Consejo OTAN-Rusia para abordar control de armas, riesgos nucleares y por misiles de medio alcance y la inestabilidad con la condición de que Rusia retire sus tropas de Ucrania. El Kremlin tiene ahora la decisión de elegir entre la vía diplomática o la confrontación con consecuencias catastróficas, como aseveró el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken.

Sabedores de que Moscú advirtió que de “no haber una respuesta constructiva, y Occidente continúa su ‘curso agresivo’ tomarán respectivas medidas de respuesta”, el secretario de la Alianza, Jens Stotenberg, afirmó que están preparados para lo peor, aunque la Casa Blanca y la OTAN se mantienen dispuestos a resolver la situación a través del diálogo.

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El ministro de Defensa Sergei Shoigu (dcha) muestra a Vladimir Putin una ametralladora, durante una reunión con el Ministerio de Defensa, el 21 de diciembre de 2021 | Sitio web del Kremlin

Por otro lado, las amenazas del presidente estadounidense Joe Biden de sancionar directamente a Vladimir Putin no generan temor en el Kremlin ya que esto sería “políticamente destructivo”, pero no doloroso, como afirmó el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, debido a que la legislación rusa prohíbe a los altos cargos y funcionarios del país tener activos en el extranjero.  Entre las sanciones también existe la posibilidad de que se desconecte el sistema bancario de Rusia del sistema internacional de pagos Swift, medidas dirigidas al Fondo Ruso de Inversión Directa, restricciones a los bancos que convierten rublos en moneda extranjera o impedir la apertura del gasoducto Nord Stream 2.

Sin miedo a las amenazas y sin respuesta favorable a sus demandas, Rusia podría iniciar tranquilamente una guerra. Una invasión total, frontal y masiva a Ucrania no es descartable. El Kremlin tiene una posición económica y geopolítica que le permitiría absorber las sanciones económicas que se le impongan, aunado a su relación con Pekín, que permiten considerar que los beneficios superarían los costos. A este panorama se suma la opción de que Rusia limite el suministro de gas a Europa por lo que aumentaría la presión en el continente europeo.

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Ejercicios militares rusos con vehículos anfibios, el 18 de octubre en la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014 | TASS

Existe otra alternativa como lo es una guerra híbrida en la que Moscú apoye a separatistas prorrusos en suelo ucraniano para tener un pretexto para la invasión, como ocurrió en 2014 en el conflicto de Donbás. Este hecho es más probable, porque tras la reunión en París del Cuarteto de Normandía, integrado por Rusia, Ucrania, Francia y Alemania, los asesores de los jefes de Estado de dichas naciones se comprometieron al alto al fuego establecido en los acuerdos de Minsk de 2015.

Otro análisis puede ser que con esta estrategia, Rusia busca generar inestabilidad en la situación interna de Ucrania, debido a que Putin se aprovecha de sus problemas internos para crear áreas de influencia y desestabilizar al país, como aseguró el secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, Oleksiy Danilov en una entrevista a la BBC News Ucrania. Ejemplo de ello son los recientes ciberataques contra sitios web del gobierno ucraniano atribuidos a Moscú. En dicha entrevista, Danilov afirmó que Rusia siempre es una amenaza para su país y que la situación si se compara con la del año pasado o con la de 2014, no ha cambiado.

Pese a que todo esto resulte mera especulación, Rusia tiene comiendo en la palma de su mano a Occidente. Mientras Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la OTAN están concentrados en Europa del Este, Moscú aprovecha para reforzar su cooperación estratégica con Cuba, Venezuela y Nicaragua, desde donde Rusia podría realizar despliegues militares, y para realizar las maniobras “Cinturón de Seguridad 2022” en el norte del Océano Índico junto con Irán y China para estrechar sus relaciones como eje opositor a Joe Biden y a sus aliados europeos.

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Joe Biden y Vladimir Putin

En cualquier caso, el conflicto entre Rusia y Ucrania puede marcar un punto de inflexión en el orden mundial. Moscú está probando la capacidad de respuesta de Estados Unidos puesto que considera, junto con China, que el papel de superpotencia de Washington está en declive por su falta de compromiso para establecer y fortalecer relaciones oportunistas.

Independientemente de lo que ocurra y de plantearnos un escenario internacional con Rusia y China como potencias hegemónicas, el viernes 28 de enero iniciaron conversaciones sobre el conflicto Rusia-Ucrania entre Emmanuel Macron y Vladimir Putin.

Habrá también que prestar especial atención a un factor importante dentro de este conflicto: ¿Qué es lo que demanda el pueblo ucraniano en términos soberanos para ingresar o no en organizaciones internacionales? Al final, es la sociedad ucraniana la que tiene el derecho (en un contexto democrático) a escoger su futuro.

Por ahora, Vladimir Putin aprovecha la debilidad de la Casa Blanca para causar incertidumbre en el mundo, ya que solo él conoce sus intenciones en Ucrania. Más allá de su objetivo de frenar la expansión de la OTAN en las naciones ex soviéticas, la misión de Putin es generar división en la Unión Europea y sacar a Estados Unidos de Europa.


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1 comentario en «El conflicto Rusia-Ucrania»

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