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Elecciones en Corea del Sur: el antifeminismo como estrategia electoral

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Yoon Suk Yeol, candidato conservador del Partido del Poder Popular (PPP), fue elegido presidente de Corea del Sur el pasado 9 de marzo. Yoon obtuvo el 48.6% de los votos, frente al 47.8% de Lee Jae-myung, candidato del Partido Democrático (PD), siendo estas las elecciones más reñidas de la historia reciente del país.

Han sido también unas elecciones amargas, marcadas por escándalos, difamaciones, amenazas e insultos. Aunque inicialmente se registraron 14 candidatos, pronto se convirtió en una competición entre Yoon y Lee, que han pasado meses criticándose y mofándose mutuamente, agravando las divisiones internas del país.

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Los candidatos presidenciales (desde la izquierda): Shim Sang-Jeong (Partido de la Justicia), Yoon Suk Yeol (Partido del Poder Popular), Ahn Cheol-soo (Partido Popular), Lee Jae-myung (Partido Democrático) | JUNG YEON-JE

El presidente saliente, Moon Jae-in del Partido Democrático, llegó al poder en 2017, tras la destitución de la presidenta conservadora Park Geun-hye, imputada por un gran caso de corrupción. Moon, que no puede ser reelegido (la Constitución de Corea del Sur limita los mandatos a un periodo de 5 años), comenzó su presidencia con un apoyo generalizado, prometiendo trabajar en la reconciliación con Corea del Norte e investigar las acusaciones por corrupción de líderes conservadores anteriores. Sin embargo, durante su etapa final como presidente ha recibido fuertes críticas: se cuestionó la parcialidad de su campaña anticorrupción, no pudo impedir que el precio de la vivienda se disparara, importantes miembros de su administración han protagonizado escándalos de abuso de poder y el diálogo con Corea del Norte no ha resultado fructífero (este año Pyongyang ha llevado a cabo una cantidad de pruebas armamentísticas sin precedentes, incluyendo el lanzamiento de un misil días antes de las elecciones). A esto hay que sumarle los efectos de la ola de COVID-19 que sufrió Corea durante las elecciones, con cifras récord de infectados.

El candidato elegido, Yoon Suk Yeol, ejerció como fiscal durante 27 años. Su carrera política comenzó cuando ganó relevancia al dirigir las investigaciones a las administraciones de los dos presidentes anteriores a Moon: Lee Myung-bak y Park Geun-hye. Ambos fueron imputados y encarcelados por corrupción y malversación (Lee cumple una condena de 17 años de cárcel, Park cumplía una de 24 años, hasta ser indultada por Moon en diciembre pasado). También trabajó como fiscal general durante el gobierno de Moon Jae-in, pero Yoon renunció el año pasado y se unió a la oposición, alegando disputas internas con relación a reformas fiscales y parcialidades en las investigaciones a socios de Moon. Desde la oposición, Yoon se convirtió en uno de los críticos más duros de Moon. Este no se enfrenta a ninguna acusación específica, pero Yoon amenazó con investigar a Moon por corrupción si resultaba elegido.

Pese a liderar las encuestas con una importante diferencia, tanto Yoon Suk Yeol como Lee Jae-myung dejaban mucho que desear a los votantes surcoreanos, lo que ha llevado a los medios del país a hablar de “la elección del menos malo”. La pobre popularidad de ambos se debe a que ninguno de los dos candidatos se ha visto libre de escándalos: Yoon ha tenido que disculparse porque hace años su esposa usó un currículum “hinchado”, también se ha visto obligado a negar diversas acusaciones, como que su suegra obtuvo enormes beneficios con la especulación del suelo o que su mujer amañó precios de acciones. Por su parte, Lee ha pedido disculpas porque su hijo participó en apuestas ilegales; además, se enfrenta a una posible investigación criminal, ya que se acusa a su mujer de malversación de fondos públicos.

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Surcoreanos dirigiéndose a las urnas para votar a su próximo presidente. Al fondo, carteles electorales de Yoon Suk Yeol y Lee Jae-myung | YONHAP

Entre las principales preocupaciones de los votantes se encontraban los precios elevados de la vivienda, la desigualdad y polarización social, el desempleo juvenil y la necesidad de retomar las negociaciones con Pyongyang para frenar su desarrollo nuclear. También querían un líder capaz de extirpar la enraizada corrupción. La campaña de Lee se caracterizó por ofrecer políticas de izquierdas, como más vivienda pública, frente a las soluciones de mercado de Yoon, algunas de las cuales fueron controvertidas, como abolir la jornada laboral limitada a 52 horas semanas, la cual introdujo el gobierno de Moon, para permitir a la gente trabajar hasta 120 horas a la semana. Yoon también ha prometido un giro radical en la manera de abordar la cuestión de Corea del Norte, con una postura más dura y mayor cooperación con Estados Unidos. “Si me dais la oportunidad, le enseñaré modales”, decía Yoon durante su campaña, refiriéndose al líder norcoreano Kim Jong Un.

Finalmente, Yoon consiguió hacerse con la victoria gracias a que, en el último momento, se retiró Ahn Cheol-soo, líder del también conservador Partido Popular, al que las encuestas colocaban como tercera fuerza política. Ahn Cheol-soo ofreció su apoyo a Yoon, que avanzó a la cabeza de estas reñidas elecciones, ganando con menos de 1% de diferencia. Con la elección de Yoon, los conservadores recuperan el gobierno de Corea del Sur, cinco años después de que salieran a la luz los escándalos de Lee Myung-bak y Park Geun-hye. 

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Jóvenes surcoreanos participan en una manifestación contra el movimiento #MeToo en Seúl | JEAN CHUNG

Algunos expertos afirman que la victoria de Yoon también se puede achacar a la polarización social y a la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, lo cual ha llevado a hombres de entre 20 y 30 años a volverse más conservadores. La particularidad de esto reside en que estos hombres se consideran a sí mismos víctimas de la discriminación de género. Perciben el modesto avance de la mujer en la sociedad coreana como una amenaza para su seguridad económica, en medio de un mercado laboral desolador y un coste de vida en constante aumento; además, se da el caso de que los hombres deben dedicar dos años de su vida al servicio militar obligatorio, de cuyo cumplimiento están exentas las mujeres. 

Moon Jae-In comenzó su mandato en 2017, prometiendo llegar a ser un “presidente feminista”. Desde entonces, las protestas de los anti-feministas han ido en aumento, sosteniendo que la lucha del país por la igualdad de género se ha inclinado demasiado a favor de las mujeres. Protestan porque el porcentaje de mujeres matriculadas en la universidad es superior al de los hombres, lo cual, junto al servicio militar obligatorio, le da a las mujeres ventajas en el mercado laboral. Algunos incluso culpan al movimiento feminista del descenso de la natalidad que está provocando una crisis demográfica en Corea del Sur, entre ellos Yoon durante su campaña electoral. 

Las encuestas muestran un incremento de jóvenes que se oponen al feminismo. De acuerdo con una investigación realizada por Hankook Research, una empresa de marketing, más de un 77% de los encuestados menores de 30 sentían “repulsión por el feminismo o las feministas”. No sólo eso: casi un 80% de ellos se identificaba como víctima de la discriminación de género. Solamente el 27,4% de los hombres de 20 años y el 37,6% de los hombres de 30 estaban de acuerdo con que “las mujeres tienen un estatus social y económico más bajo que los hombres debido al patriarcado y la discriminación de género”, frente al 80,7% y el 67,2% de las mujeres de 20 y 30 años que estaban de acuerdo con esa afirmación. Curiosamente, los hombres de 50 y 60 años reconocían la discriminación hacia las mujeres en mayor medida que los hombres en los 20 o los 30, revelando que esta reacción hacia el movimiento feminista es particular entre los hombres jóvenes.

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Feministas protestan contra las propuestas del candidato Yoon en Seúl el 27 de febrero | CNN

El principal problema es que muchas de las reivindicaciones de los antifeministas son contradichas por los datos: en Corea del Sur, solamente un 15.6% de los puestos de dirección están ocupados por mujeres (en Estados Unidos es un 42%, en España un 26,4%). Menos de un 20% de los diputados son mujeres, un 18.6% (frente al 43% de España). Entre las economías desarrolladas, Corea del Sur tiene la mayor brecha salarial de género desde hace casi 3 décadas. Además, los delitos sexuales digitales están tan extendidos, que afectan a la calidad de vida de mujeres y niñas, de acuerdo a un informe de Human Rights Watch. Entre ellos sobresale la grabación sin consentimiento, a través de cámaras espía, de mujeres en vestuarios y aseos, que sumaban el 20% de las acusaciones de delitos sexuales en 2017. La evidencia no impidió a los candidatos Yoon Suk-yeol y Lee Jae-myung aprovechar el sexismo para ganar algunos votos de los jóvenes que se declaran anti-feministas:

Una de las principales promesas electorales de Yoon era abolir el Ministerio de Igualdad de Género, alegando que no es justo con los hombres y los trata como a “potenciales delincuentes sexuales”. Se trata de un ministerio que aboga por los derechos de grupos vulnerables como las víctimas de abuso sexual, madres solteras, mujeres esclavizadas sexualmente por los japoneses durante la II Guerra Mundial, inmigrantes y familias de rentas bajas. Yoon también prometió endurecer las penas para las mujeres que presenten denuncias de agresión sexual falsas, medida que ha sido cuestionada ya que disuadiría a las víctimas de denunciar. Lo cierto es que pocos países tienen penas tan duras por acusaciones falsas como Corea del Sur: en Corea, una falsa acusación puede suponer 10 años de prisión. En España, las penas más graves suponen un máximo de 2 años.

Lee Jae-myung intentó adoptar un tono más suavizado, declarando que se oponía a la discriminación contra los hombres, respondiendo a las protestas de los anti-feministas. Respecto al Ministerio de Igualdad, dijo que se mantendría, aunque se le cambiaría el nombre en coreano para que no incluyera la palabra “mujer” (en coreano se denomina Ministerio de la Mujer y la Familia). En enero, Lee presentó una de sus últimas propuestas y, quizás, la más controvertida: los tratamientos contra la pérdida del cabello deberían ser cubiertos por el sistema de sanidad público, ya que unos 10 millones de hombres padecen de este problema. Muchos expertos evidenciaron que el sistema público se resentiría si se dedicaran millones a combatir la alopecia, cuando está destinado a ayudar a quienes sufren problemas graves.

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Recuento de votos tras el cierre de urnas el pasado 9 de marzo en Corea del Sur | YONHAP

Las encuestas a pie de urna muestran que sólo un 34% de mujeres en los 20 votaron a Yoon, frente al 59% de los hombres del mismo rango de edad y el 53% de los hombres en los 30, cifras próximas a los hombres en edad de jubilación, que solían ser los principales votantes de los conservadores en el país. El Partido de la Justica, con la candidata feminista Shim Sang-Jeong, obtuvo sólo un 2.37% de los votos; sin embargo, recibió casi un millón de dólares en donaciones por parte de mujeres jóvenes durante la noche en que se anunciaron los resultados de la elección. La mayoría de ellas había votado por el Partido Democrático, pensando que así habría más posibilidades de impedir que Yoon fuera elegido.

Corea del Sur es conocido como uno de los cuatro tigres asiáticos (junto a Taiwán, Singapur y Hong Kong), gracias al espectacular crecimiento económico que ha experimentado desde la década de los setenta. Además, cuenta con un efectivo poder blando gracias a la popularización global de la música, el cine y las series coreanas durante la última década. No obstante, sigue siendo un país patriarcal y la victoria de Yoon sólo deja prever un retroceso en los modestos avances de las mujeres en el país.

Sin embargo, lejos de ser una excepción, Yoon parece ser parte de una tendencia: el ultraderechista Eric Zemmour, candidato a la presidencia francesa que ha recibido el apoyo de Trump; José Antonio Kast, el candidato ultraconservador que perdió la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Chile, en diciembre pasado; los últimos sondeos que pronostican un gran crecimiento de VOX en España… El populismo de derechas está en aumento en todo el mundo.


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