La historia de Turkmenistán trata de un territorio centroasiático en el cual ha existido una civilización surgida allá por el paleolítico primitivo y que ha ido mejorando y prosperando a través de la presencia de diferentes imperios y guerras y que ha sido capaz de sobrevivir y prosperar hasta la fecha.
El territorio de esta Nación constataría la presencia de antiguas civilizaciones tales como Margiana, Partia y Midia, durante el siglo VII a.C. y llegó a formar parte del Imperio Persa tras su conquista en el siglo VI a.C.
Encontramos también en la zona la presencia de otros imperios con gran importancia mundial como sería el caso del Imperio de Alejandro Magno, un par de siglos después de la caída del imperio persa en la zona del Mar Caspio.
La gran variedad de presencias coloniales en este territorio ha hecho que se fuera forjando una cultura amplia y diversa, a la que se adheriría más tarde una cultura religiosa tras la llegada de los árabes a la zona y que terminarían por instaurar el islam a finales del siglo IX.
Aun así, no fueron los árabes los últimos colonizadores del territorio turcomano ya que los nativos llegarían tiempo después a formar parte del Imperio Mongol de Gengis Kan, que se establecería en el territorio hasta finales del siglo XIII.
El pueblo turcomano forma parte de las principales civilizaciones autóctonas de la zona, que se ha ido manteniendo a lo largo del tiempo ajena a las diferentes conquistas. Se identifican como un pueblo humilde, que basaba su medio de supervivencia en la cultura de la agricultura y ganadería, específicamente en la cría de caballos, por lo que son conocidos como el pueblo de Jinetes Nómadas Turcomanos.
Como podemos comprobar, la cantidad abrumadora de diferentes conquistadores hizo que el territorio progresase tanto económica como culturalmente, sin embargo, su gran momento de esplendor, llegaría al convertirse en puerto y vía de paso de La Ruta de la Seda.
Ser parte de esta vía de mercado internacional, daría a los habitantes de la zona, un conocimiento amplio de las diferentes culturas, un concepto de mercado diverso y un aprendizaje de diferentes medios de producción.
Poco a poco, las diferentes tribus turcomanas se fueron asentando a lo largo de toda la costa del Mar Caspio y el noreste del territorio en los alrededores del desierto de Kara-Kum. Con el paso de los años, estas poblaciones fueron distribuyéndose a lo largo del territorio de lo que hoy conocemos como Turkmenistán.

Tras la gran expansión de las diferentes tribus entre los siglos XVII y XIX, la zona se dividirá bajo dominio de tres potencias de la época, El Sha de Persia, El Khan de Khiva y el Emir de Bukhara, que daría como resultado la creación de los Estados de Irán, Jiva Y Bujara.
Este reparto propició, años más tarde, el control del territorio por parte del Sha Iraní Nadir, el cual jugo un papel muy importante a la hora de establecer restricciones de derechos a la población nativa turcomana, llegando a esclavizar a la mayor parte de su civilización.
Esta situación y los continuos ataques de los demás Estados conquistadores, hizo que la tribu turcomana se fuese esparciendo a lo largo del territorio, llegando hasta zonas de Afganistán y Rusia, claramente buscando refugio y asilo.
No sería hasta la muerte del Sha, cuando nuevamente se produjese la reocupación lenta de los territorios de Turkmenistán, que las tribus nativas empezarían a asentarse a lo largo de todo el territorio de nuevo, dividiéndose en tribus como sería el caso de Tekes, Golkens, Yomuts o Esaris.
Estas tribus poco a poco se hicieron con el territorio y fueron creando una sociedad basada en unas jerarquías patriarcales, que se estructuraban en “Pura sangre”, los esclavos y las concubinas.
Estas jerarquías sociales establecidas hicieron que progresaran las tribus a lo largo del territorio y con ello se fuera generando una cultura más arraigada, que llegaría a su fin tras la llegada rusa y la fundación del Puerto de Krasnovodsk, en 1869.
Tras unos años de presencia rusa en el territorio y varios intentos de represión de la población local por parte del ejército, Turkmenistán pasó a formar parte de Imperio Ruso con la caída de una de las fortificaciones más inexpugnables del territorio turcomano, la Fortaleza de Geok-Tele, en 1891.
Con ello, el imperio ruso ocuparía también los territorios vecinos, en lo que conocemos como la conquista del Asia central, que tuvo lugar en los últimos años del siglo XIX.

El dominio del Zar de Rusia supuso un avance económico y social en toda la zona de Turkmenistán, creando así mejoras en el sistema económico y en el sistema social del país, previamente basados en una gestión obsoleta y descoordinada, que no daba pie a ningún tipo de progreso.
Entre las mejoras que podemos encontrar en el territorio durante los años 1880 y 1915, tenemos, por ejemplo, el ferrocarril Trans-caspiano, que unía diferentes territorios de Asia central, logrando que estos fuesen más accesibles a nuevas tecnologías y a la distribución de mercancías.
A raíz de las conexiones territoriales y a la unificación de todos los países de Asia central, se produce la fundación de diferentes ciudades en el territorio turcomano claves para gestionar el país, como sería Asjabad o Krasnovodsk.
La presencia de los conquistadores rusos con un régimen político capitalista y junto al inicio de la revolución industrial, hicieron que los territorios mejoraran sus infraestructuras, instaurando así un sistema centrado en la producción industrializada, dejando atrás el sistema arcaico basado en agricultura y ganadería.
Pero la caída del zarismo y la creación del Estado Comunista, afectó de forma clara al progreso de los países de Asia central, llegando a generar un descontrol político y social.
En este periodo de incertidumbre, se iniciaría un intento de solucionar esta situación con la creación de una de las primeras repúblicas soviéticas de Asia central, la República Socialista Soviética de Turquestán, el 30 de abril de 1918, que comprendía parte de los territorios de la zona.
La presencia de un nuevo sistema no afín a lo establecido hasta el momento y la fidelidad al antiguo régimen, hicieron que no hubiese un buen recibimiento por parte de la población turkmena hacia el nuevo gobierno.
Creció de esta forma entre la población cierto descontento, que fue alimentado por la presencia inglesa contraria al sistema soviético y que, junto a los ejércitos revolucionarios, dio como resultado una guerra civil contra el nuevo gobierno.
Esta guerra civil duraría poco tiempo debido a la fuerza del ejército rojo y tras numerosas conquistas, en el año 1924, se crearía la República Socialista Soviética de Turkmenistán, junto a una moción de anexión a la Unión Soviética.
Durante los años previos a la Segunda Guerra Mundial, se siguieron sucediendo intentos de erradicar la presencia rusa en el territorio sin éxito alguno. Estas protestas llegaron a ocasionar levantamientos armados en contra del régimen, por medidas tales como la imposición de las colectividades agrarias o la secularización de la sociedad.
Tras el desenlace de las Segunda Gran Guerra y la ganancia de poder por parte de la URSS, creció la economía de los territorios anexionados como es el caso de Turkmenistán.
Hubo modernizaciones en la industria y con ello aumentaron las capacidades del país para extraer energías fósiles como el petróleo o el gas, creando complejos petrolíferos, que serían claves para el papel de esta Nación dentro de la Unión Soviética.
Viendo como el poder de la URSS iba en declive llegado el periodo final de la Guerra Fría, en 1985, bajo la presidencia de Gorbachov, se volvió a instaurar la religión islámica que fue prohibida y abandonada tras la ocupación rusa, procediéndose a la construcción de numerosas mezquitas, que daría paso a un aumento del poder religioso.
Tras la desintegración de la URSS y la incapacidad de mantener el poder en los territorios ajenos a Rusia, Turkmenistán proclamaría su independencia el 27 de octubre de 1991, dando inicio a la historia actual del país.

Un año después de la independencia del territorio, se estableció una constitución, lo que agilizaría los pasos para ser reconocida por las Naciones Unidas y para firmar su neutralidad permanente y afinidad en cuanto a los principios de la organización.
A su vez, desde entonces, las NNUU instaron por el apoyo a este Estado con el fin del conseguir un progreso real del país y de su economía.
Con ello y debido a la proximidad cultural tras la independencia, el país unió lazos tanto comerciales como ideológicos con Irán, llegando a crear un oleoducto con el fin de comercializar gas y petróleo de ambos países con Europa.
Como hemos analizado, Turkmenistán es una Nación con una historia propia quizá poco relevante, pero que ha sido la residencia de diferentes culturas venidas de todas las partes del mundo, que han ido dejando su grano de arena de lo que concebimos hoy como la cultura turcomana.
Dentro del siglo XXI, este Estado ha tenido un papel muy importante, sobre todo por su relación de cercanía con Afganistán y el suceso del 9/11. Tras esta situación y alegando su posición de neutralidad frente a las NNUU, Turkmenistán se negó a permitir invasiones del espacio aéreo por parte del gobierno estadounidense.
Actos como este, su localización cercana al país vecino donde se origina el grupo que orquesta el atentado terrorista y el hecho de que la religión predominante fuese la islámica, hizo que Turkmenistán adquiriera un papel cooperacionista con el régimen terrorista, algo que le afectó económicamente, aun siendo un Estado neutral.
Junto a esto, en el mismo periodo, se dieron varios intentos de asesinato del primer ministro, llegando a tener el país una situación política muy débil y vulnerable, circunstancias que afectaron de forma consecuente a la economía y a la estabilidad del Estado.
Esta situación terminaría con la firma de un tratado con la renovada Rusia del siglo XXI basado en alianzas políticas y convenios energéticos, que darían unos beneficios de varios millones al Estado de Turkmenistán.
Estas alianzas tanto políticas como económicas, hicieron que los ciudadanos rusos y turkmenos puedan tener una doble nacionalidad, reactivando unas relaciones diplomáticas perdidas en el año 1993, cuando aún formaban parte de la URSS.
A raíz de este suceso, se inició uno de los periodos más estable del país, pero que dio pie a la imposición de políticas más radicales, como restricciones de libertad o medidas más limitadas de acceso y residencia para los extranjeros.
Esto causó, como es normal, una respuesta negativa por parte de las Naciones Unidas, que, en el año 2004, denunciaron las diferentes vulneraciones contra los Derechos Humanos en el Estado de Turkmenistán.
Entre los diferentes delitos contra los que se denunció a la Nación turkmeno, encontramos intentos de asesinatos políticos con el fin de perpetuar el régimen existente, o el de ser uno de los países con mayor merma de la libertad de expresión y de orquestar numerosas represiones sociales relacionadas con el papel de la mujer.
Con esta mala imagen internacional y con el fin de reavivar las relaciones internacionales, en 2006, Turkmenistán comenzó la construcción en la frontera con Irán de un detector de pruebas nucleares, en base a los principios de control nuclear de las NNUU, que tenían a Irán en el punto de mira.
Todas estas políticas basadas en un autoritarismo, junto a la negativa de celebrar elecciones, seguía creando descontento en la oposición política, que encontraría su oportunidad de aparecer en escena tras la muerte del primer ministro Saparmyrat Niyázod.
Tras este suceso y varios intentos de perpetuarse en el poder, se producirían según la oposición política del partido, una vulneración clara del sistema parlamentario, por el cual el dirigente fallecido, nombró sucesor del gobierno a su vice primer ministro Gurbanguly Berdimuhammedow, político y a la vez odontólogo.
No obstante, el país convocó elecciones, en las cuales el primer ministro en funciones ganaría con casi un 90% de votos a favor, lo que sería denunciado por amaño y de vulneración de libertades políticas.
Sin ninguna opción de resolver la situación, el sucesor accedió al cargo tras la muerte del ex primer ministro y extendería su mandato de forma dictatorial hasta el año 2022.
En los últimos tiempos, podemos observar que la alianza entre Rusia y Turkmenistán sigue activa en la actualidad, aun con un cambio en la presidencia en la Nación turkmena tras la muerte del ex primer ministro Niyázod.
Esta alianza de hecho nos dejó una imagen muy polémica en el panorama mundial dentro de las relaciones diplomáticas.

En esta imagen podemos ver el claro descontento por parte del presidente ruso Vladimir Putin, que nos constata no solo una diferencia política entre ambos Estados, sino una clara separación cultural.
En consecuencia, esta alianza se basa principalmente en intereses económicos y de localización, ajenos a cualquier relación de afinidad cultural.
En 2022, se produjo un cambio en la presidencia de Turkmenistán, pero al igual que el anterior relevo de gobierno, se encuentra plagado de incoherencias y de características más afines al concepto de dictadura.
Así, el 19 de marzo de ese año, el ex primer ministro turkmeno dejaría el control del gobierno a su hijo, Serdar Berdimuhammadow.
En cuanto al sistema político en la actualidad, se trata de una de las dictaduras más fuertes de la zona centroasiática, en la que predomina la religión unida al Estado y el culto al primer ministro, como si de alguien supremo se tratase. En esta última característica, la podemos encontrar en un modelo político-social muy similar, el régimen de Corea del Norte.
Aunque Turkmenistán se reconoce como un Estado totalitario de los menos desarrollados de las antiguas repúblicas soviéticas, cuenta con una posición muy codiciada debido a sus explotaciones de gas y petróleo.
Todos los medios tanto escritos como “online” están controlados por el gobierno, lo cual se hace muy complicado obtener información de lo que ocurre en el Estado. Solo contamos con la escasa información que llega de los ciudadanos del país o de la aportada por parte de los países vecinos.
Entre las medidas más extrañas que reflejan el control del Estado en la mayoría de los aspectos de la sociedad, tenemos el ejemplo (rozando el hecho anecdótico), de la prohibición de teñirse el pelo de negro a los hombres, castigado con pena de cárcel.
Esta ley debe su fundamento a que el primer ministro con el paso de los años, había empezado a tener canas propias de la edad, no quería que nadie de su edad se viese diferente a él.
Otras de las políticas absurdas que podemos encontrar en lo que se conoce como la Dictadura del Capricho, son la pena de cárcel por llevar el coche sucio, por llevar barba antes de los cuarenta años o incluso por cambiarle el nombre al caballo.
Estas leyes absurdamente impuestas por parte del gobierno turkmeno y de su exdirigente Gurbanguly, estarían impuestas no solo por él, sino por el mismo Dios de la religión islámica (según afirma el ex primer ministro).
Ni qué decir queda de lo inverosímil de su posición en cuanto a la Covid-19 ya que el país registra con base en estudios internos, un total de 0 contagios de su población, algo claramente muy lejos de la realidad.
Esto no son más que unos ejemplos que reflejan la represión de las libertades sociales y políticas del Estado, algo característico de la dictadura más representativa de la zona centroasiática y una de las más restrictivas del mundo.
Aun así, a lo largo del tiempo, un cambio drástico de su cultura sí queda reflejado en este Estado, que ha pasado de ser una Nación reconocida por su ganadería de caballos, su estilo nómada y su crisol de culturas transformándose de forma tan notoria hacia lo que se conoce como la dictadura más extravagante del mundo.
