La Agenda 2063 de África promete un futuro nuevo para el continente.
Un África próspera basada en el crecimiento inclusivo y en el desarrollo sostenible. Un continente que integre políticamente a todos bajo la bandera del panafricanismo y del renacer de África. Una búsqueda de gobernanza efectiva, democrática, que respeta los derechos humanos, la justicia y el estado de derecho. Un continente libre de violencia con una marcada identidad cultural, valores, ética y una herencia común. Un África empujada por mujeres, hombres y la juventud de cada país para colocar al continente a la vanguardia y convertirlo en un sujeto de relevancia global.
Estos son algunos de los objetivos que se esbozan en el documento fundacional del gran plan político, económico y social del continente africano para transformar la región en la “potencia mundial del futuro”.
De cuarenta y dos años de margen disponen los 55 países del continente para que el año 2063 marque el definitivo punto de inflexión. En esta fecha, África pretende haber superado todos los desafíos que se encaran en los cuatro puntos cardinales de su vasto territorio.
A pesar del poco tiempo transcurrido y para ver de forma resumida cuáles han sido las cifras de desarrollo registradas desde el 2015, fecha en que salió a la luz la Agenda 2063 de África, vamos a ver qué lugar ocupa África en relación con los objetivos ya mencionados. Esto, para hacernos una idea del tamaño de la empresa que tienen por delante los líderes nacionales africanos.

algunos datos
En primer lugar, se menciona un crecimiento inclusivo y desarrollo sostenible. Como datos llamativos, en un estudio del WORLD INEQUALITY LAB publicado en noviembre de 2020, se menciona que “la desigualdad de ingresos es muy elevada en la región de África y la actualización del 2019 del WID de 2020 confirma esta conclusión”.
Por otro lado, en el Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020 de Naciones Unidas, se hace mención a que el déficit de energía eléctrica —tan necesario para un eficaz desarrollo sostenible— “se concentra cada vez más en África subsahariana y afecta a unos 548 millones de personas, es decir, al 53% de la población.”
También, se comenta el aumento anual de la población y habitantes con acceso a combustibles y tecnologías no contaminantes para cocinar en el África subsahariana, en donde solo el 8,5% (crecimiento del 26,7%) de la población tiene acceso a tecnologías no contaminantes en comparación con 42,3% (crecimiento del 23,9%) y 41,5% (crecimiento del 13,4%) que tiene regiones como Asia central y meridional, así como Asia oriental y sudoriental respectivamente.
En segundo lugar y dentro de los fines de la Agenda 2063, se habla de transformación bajo la bandera del panafricanismo. En este punto y en favor de la unión de los pueblos de África, hay que señalar el Tratado de Libre Comercio Africano (AFCFTA). Iniciado en enero de 2021, este acuerdo reúne a 54 países del continente con una población de 1.200 millones de personas.
La Agenda 2063 de África está respaldada por instituciones como la Unión Africana, el Centro de Comercio Internacional, la ONU y la Unión Europea. Este aspecto es relevante. Es la primera vez que una cantidad considerable de estados africanos consiguen cerrar filas en torno a objetivos similares. Esto muestra un paso hacia delante en el camino de unirse bajo el panafricanismo —movimiento que propugna la cooperación y unidad de los países de África—.

En tercer lugar, la democracia, los derechos humanos, la justicia y el estado de derecho forman pilares fundamentales del proyecto 2063. En cuanto al régimen democrático y según el informe anual de The Economist, únicamente los países que obtienen mejor calificación (siendo tildadas de flawed democracies) son Sudáfrica, Botsuana, Namibia, Ghana y Túnez.
Los demás forman parte de regímenes híbridos o de regímenes autoritarios. Algunos ejemplos son Guinea Ecuatorial, Libia o la República Democrática del Congo. Aunado a esto, a finales de 2020, Amnistía Internacional denunciaba en página web “graves abusos y violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos” en gran parte del territorio africano.
Del mismo modo, esta ONG hacía énfasis en que “los conflictos armados y la represión estatal alimentan una combinación de violaciones de derechos humanos”. Países como Sudán, República Democrática del Congo, Somalia, Camerún, República Centroafricana, Burkina Faso, Mozambique o Etiopía se desangran. El origen se encuentra en los constantes enfrentamientos que no hacen más que complicar los objetivos de paz y de desarrollo.
Este aspecto tiene una relevancia capital. Un programa de desarrollo como el que busca el continente es casi imposible que llegue a buen puerto con índices tan elevados de violación de derechos humanos, falta de democracia, justicia y estado de derecho.
El buen funcionamiento de estas características compone la base de un sistema nacional sano. La ausencia de los mismo, provoca contextos como los que se sufren actualmente en cada rincón de África.

Por último, y en términos económicos, el Banco Mundial hizo público un documento en octubre de 2020. Este escrito apuntaba que como consecuencia de la pandemia de COVID-19, “se prevé que el crecimiento de la región del África al sur del Sahara disminuya un -3,3 % en 2020, lo que empuja a la región a su primera recesión en 25 años […].
Además, la pandemia también podría hundir a 40 millones de personas en la pobreza extrema en África. Esto arrasaría con, por lo menos, cinco años de avances en la lucha contra la pobreza.”
No cabe duda de que la situación que atraviesa África a día de hoy es sumamente compleja. La enorme cantidad de retos en todos los ámbitos dificultan el progreso de la Agenda 2063. Son muchos los cambios y transformaciones que deberían de empezar a verse en distintos planos.
Como punto positivo, el nuevo Tratado de Libre Comercio Africano sí ha marcado un importante punto de inflexión en todo el continente. Ha logrado estrechar lazos y esfuerzos para el desarrollo económico de toda la región.
Quizá, hoy por hoy, lo más seguro sea agarrarse al halo de luz que desprende este tratado comercial para combatir y revertir al tan maltratado continente africano. Veremos si la Agenda 2063 de África cambia el rumbo del continente más pobre del mundo.
