Por desgracia, los golpes de Estado en el continente africano no son novedad. No obstante, se está produciendo una peligrosa tendencia en ciertas zonas del Sahel y de África Occidental.
Malí, Chad, Guinea-Conakri, Sudán y Burkina Faso parece que ya han consolidado sus golpes, mientras que los sucedidos en Níger y Guinea-Bissau se habrían quedado en el intento. Todo esto en 18 meses. Una auténtica “epidemia” putschista, tal y como la calificó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

Si bien cada caso tiene sus propias causas, características, intereses y posibles consecuencias, se pueden observar patrones en común.
mali
El gobierno central, en Bamako, llevaba desde 2012 inmerso en conflictos al norte del país. Primero con los tuaregs y después con grupos yihadistas como Al-Qaeda del Magreb Islámico (AQIM), Ansar Dine y el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO). Para entonces, se desplegó en 2013 la misión de capacitación militar de la Unión Europea para el ejército maliense EUTM-Malí, con la participación de una veintena de países europeos. De hecho, una de las contribuciones más importantes en esta misión es la española, que cuenta actualmente con más de 500 efectivos desplegados.
Los intereses franceses en su excolonia nunca han desaparecido, y para 2014 las fuerzas armadas francesas lanzaron la Operación Serval junto con el ejército regular maliense. Esta ofensiva militar recibió el apoyo de otros gobiernos del Sahel, Europa y Estados Unidos, cuyos objetivos eran grupos tuareg y yihadistas.
Lo cierto es que en Mali han confluido numerosos grupos militares internacionales:
- La Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA). Con más de 15.000 tropas.
- EUTM-Mali. 1.200 efectivos.
- Operación Barkhane. Heredera de Serval.
- 4.800 militares franceses.
- 5.000 militares de la Fuerza Conjunta de los países del Sahel.
- Fuerza Takuba de militares europeos.
Bajo este contexto, y ante la inseguridad, el enquistamiento del conflicto y el desprestigio del presidente Ibrahim Boubacar Keïta, se produjo un golpe de Estado el 18 de agosto de 2020. Jóvenes coroneles del Ejército liderados por el oficial Assimi Goïta derrocaron al presidente Boubacar tras unas polémicas elecciones parlamentarias.
Las tensiones entre gobierno civil y Ejército sobre cómo llevar a cabo la transición tras el primer golpe, provocaron que en mayo de 2021 se produjera un nuevo golpe, de la mano del vicepresidente castrense interino Assimi Goïta. Acusados de sabotear este nuevo periodo transitorio, el presidente Bah Ndaw y su primer ministro, Moctar Ouane quedaron destituidos.

En el continente, tanto la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO) como la Unión Africana (UA) condenaron lo sucedido. Igualmente, desde la Unión Europea (UE) se observaron estos acontecimientos con preocupación.
Pareciera que el nuevo gobierno de Assimi Goïta, cansado de años de estancamiento y malentendidos con sus tradicionales aliados europeos, hubiera optado por una nueva deriva. La progresiva retirada de efectivos franceses en el país, al mismo tiempo que la llegada de mercenarios rusos de la empresa Wagner para realizar tareas de escolta, asesoramiento y entrenamiento militar, es solo un ejemplo. Y es que el aumento del descontento popular con la ex metrópoli se ha traducido en la expulsión del embajador francés del país, así como las expulsiones de los contingentes militares danés y sueco desplegados en la zona.
Ante esta situación, la ministra de Defensa Margarita Robles ha hecho hincapié en que “la UE es consciente de que cualquier retirada del Sahel es dejar espacio libre a Rusia y China. Es una prioridad”.
chad
El caso de Chad es más peculiar, pues este ha sido el único golpe que no ha sido condenado por Francia, la UE o la UA.
La muerte del presidente Idriss Déby a mano de fuerzas opositoras precipitó que en abril de 2021 su hijo, Mahamat Idriss Déby, asumiera el cargo sin respetar el proceso de relevo recogido en la Constitución. De hecho, El funeral de Estado contó con la presencia del Alto Representante de la política exterior de la UE, Josep Borrell, además de Emmanuel Macron y distintos líderes africanos. Mahamat se encuentra actualmente liderando el Consejo Militar de Transición.
El gobierno de Idriss ha sido tradicionalmente aliado de potencias europeas y miembro de la alianza militar G5-Sahel junto con países como Malí, Mauritania, Burkina Faso y Níger. De este modo, el gobierno de Mahamat se encuentra inmerso en una batalla frente a grupos yihadistas presentes a orillas del lago Chad, y a grupos opositores como el Frente por la Alternancia y la Concordia en Chad (FACT), con supuestos vínculos con los mercenarios rusos de Wagner en la guerra de Libia.
El corresponsal José Navarro escribió para El País “La sombra rusa, aliado de Hafter en Libia frente al Gobierno reconocido internacionalmente, planea sobre la sólida capacidad militar del FACT.”
guinea-conakri
El intento del presidente Alpha Condé de modificar la Constitución para acceder a un tercer mandato hizo que el descontento generalizado de la población estallara. El 5 de septiembre de 2021, un grupo de las Fuerzas Especiales del ejército guineano, jaleado por una gran parte de la población y, encabezado por el coronel Mamady Doumbouya, retuvo al presidente y disolvió las instituciones civiles del país.

Este coronel formado en países como Israel, Senegal, Liberia y Francia, habría tenido tras el golpe numerosas reuniones con delegaciones rusas en el palacio Mohammed V de Conakry, según el semanario Jeune Afrique. Y es que, la nueva junta militar ha tratado de dejar claro que se respetarán todas las obligaciones del estado y convenios mineros, además de continuar promoviendo la inversión extranjera en el país. Del que Rusia es un importante socio.
Lo cierto, es que las condenas a este golpe han venido tajantemente desde la Unión Europea y Estados Unidos. China o Rusia, con grandes intereses en la zona, también se han mostrado preocupados. El secretario general de Naciones Unidas, al igual que los demás países, pidió la liberación de Condé. Y la CEDEAO ya ha aplicado sanciones al país.
sudán
A mediados de 2019 se sucedieron unas revueltas que acabaron con el que desde 1993 había sido presidente de Sudán, Omar al Bashir. Se inauguró entonces un periodo de transición en el que incluso se llevaría al dictador ante la Corte Penal Internacional, cuya causa aún sigue abierta. Lo cierto es que en un primer momento pareció que gobernantes civiles y militares se entendían, pero nada más lejos de la realidad.

Abdelfatah al Burhan, líder militar del Consejo Soberano, declaró en octubre de 2021 el estado de emergencia en el país, con el objetivo de asumir las riendas de la transición. Pronto comenzaron las detenciones de miembros civiles del ejecutivo transitorio, entre ellos, la del recién escogido primer ministro Abdalla Hamdok. Las consecuencias se hicieron notar en las calles del país, cuando numerosos ciudadanos salieron a protestar contra el ejército. De este modo, el recién inaugurado camino a la democracia en Sudán, quedaba paralizado. La UE, UA y EEUU han condenado lo sucedido y han pedido la vuelta a la transición democrática.
La búsqueda de apoyos por parte de Al Burhan no se ha hecho esperar, y esto explica los encuentros que tuvo en Moscú con el presidente Vladimir Putin a finales de febrero, en plena invasión rusa de Ucrania.
burkina faso
Al igual que en el caso de Mali, las fuerzas gubernamentales burkinesas llevan años enfrentadas a grupos yihadistas. En este caso nos encontramos con el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JMID) y el Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS).
Tras meses de protestas contra el presidente Roch Kaboré, a causa del aumento de la inseguridad y de la violencia yihadista, un grupo de militares se hizo con el poder el 24 de enero de 2022.

Beatriz Mesa, investigadora de la Universidad Gaston Berger de Saint-Louise en Senegal explica que “podemos calificarlo de golpe dulce porque no ha habido derramamiento de sangre y ha contado con el apoyo de la sociedad”.
conclusiones
Tras este breve resumen de los golpes en el continente africano, que a priori, parecen haber resultado satisfactorios, podemos hacer una serie de apuntes.
En primer lugar, es importante destacar que, si bien la historia del continente ha estado asolada por este tipo de acontecimientos, sobre todo entre los 70 y los 80, en la última década se observaba con una fuerte esperanza la inauguración de procesos democráticos en muchos países africanos. Sin embargo, estos procesos no han sido tan exitosos como se esperaba, y es que los dirigentes civiles, frágilmente elegidos de forma democrática, no han sabido atajar los grandes problemas de sus ciudadanos. La inseguridad y la pobreza, los altos niveles de corrupción y la falta de soberanía de muchos de estos países, ha provocado que sus ciudadanos vuelvan a querer confiar en los “hombres fuertes” de África, es decir, si los civiles no han conseguido mejorar la situación es el turno de los militares. Esto explicaría porque en Malí, Guinea o Burkina Faso los militares han recibido un apoyo tan importante de la población. En este sentido, muchos países occidentales deberían replantearse qué tipo de democracia se está exportando al continente y si esta encaja con la idiosincrasia africana.
Por otro lado, la importancia que suscita esta región (Sahel y Africa Occidental) es crucial para las potencias extranjeras. Actualmente podemos observar que hay un verdadero conflicto de intereses en la zona como nunca antes, y que, en gran medida, es lo que está causando estos nuevos brotes de inestabilidad política, social y económica. Es de sobra sabido la riqueza en materias primas de las que disponen los países africanos, y que, por tanto, poseer la influencia en esos países otorga mejores condiciones para la obtención de esos recursos. Esa es la disputa en la que llevan enzarzados China, Estados Unidos y la UE durante un tiempo, la cual se volverá aún más tensa con la espectacular aparición de los intereses rusos.
Respecto a la UE, es necesario comentar los problemas que podría causar en las fronteras comunitarias una pérdida de influencia europea en una región por la que tradicionalmente cruzan las corrientes migratorias originarias del centro y sur de África. Sería una oportunidad perfecta para que otros actores internacionales utilizaran estas corrientes como arma política y social. Bajo este contexto se celebró entre el 17 y el 18 de febrero de 2022 la cumbre entre la UE y la UA en Bruselas, donde más de 70 líderes políticos de ambos continentes anunciaron un paquete de inversión de 150 mil millones de euros. Este paquete pretende alcanzar los objetivos de la agenda 2030 y de la Agenda 2063 de la UA en ámbitos como transición energética, ecológica y digital, crecimiento sostenible, transporte… en definitiva, pretende ser un impulso a las relaciones entre los dos continentes en contraposición a las que pueda haber con China o Rusia.
Por fortuna o por desgracia, la relevancia estratégica del continente africano lo está convirtiendo en un tablero vital para las grandes potencias extranjeras. Habrá que acostumbrarse a estos juegos de intereses descarados que llevan produciéndose durante un tiempo, y que cuentan con numerosos frentes abiertos. La posible apertura de una base militar china en Guinea Ecuatorial, los mas que reconocidos acercamientos entre el gobierno de la República Centroafricana con los mercenarios rusos, las ya no tan novedosas incursiones yihadistas al norte de Costa de Marfil, Togo o Benín, así como la construcción de la gran presa del renacimiento etíope en paralelo a los conflictos armados en la región de Tigray, son solo algunos de los ejemplos que habrá que seguir de cerca.
Un resumen muy breve pero con perspectiva. Pone de manifiesto la tendencia creciente de los autoritarismos en África y las peligrosas repercusiones que puede ocasionar en el resto del mundo, con el agravamiento -entre otros- De los movimientos migratorios en Europa, la crisis energética y la pobreza en aFrica y america Latina. Interesante análisis.
Interesante observación más allá del conflicto Rusia -ucrania. Breve pero acertado análisis del auge creciente de los autoritarismos y el fracaso de los procesos democráticos